Mientras la autodenominada “generación más preparada de la historia” nos bombardea a diario con sus momentos históricos, absolutamente banales, se les pasó por alto un verdadero momento histórico que cumplió ochenta años el pasado siete de noviembre.
La generación que hizo historia aquel siete de noviembre de 1936 no tenía orlas universitarias en las paredes del salón, muchos de ellos no sabían leer ni escribir, pero se levantaron en armas contra la ofensiva fascista que había empezado unos meses antes y que, ese siete de noviembre, acababa de llegar a las puertas de Madrid.
Desde finales de agosto, una vez los sublevados se habían hecho con el control del aeródromo de Getafe, Madrid venía sufriendo bombardeos masivos causando millares de víctimas y heridos. La moral estaba por los suelos por más que los vecinos de la capital hubieran ya mostrado su determinación de defensa de la República pocos días después del alzamiento con la toma del Cuartel de la montaña.
Los bombardeos y el avance de las tropas fascistas hacían mella y la noche del seis del noviembre el gobierno decide trasladarse a Valencia, lejos del frente, abandonando a los vecinos de Madrid a su suerte. Con el gobierno viajan la cúpula de los principales partidos políticos republicanos. No así la cúpula del PCE y de la CNT que deciden quedarse a resistir sabiendo, como sabían, que si Madrid caía, adiós al sueño republicano.
Madrid aguantó tres años de sitio e intensos bombardeos diarios gracias a la organización de sus vecinos y vecinas, de la inestimable ayuda de las Brigadas Internacionales y del envío de material bélico de la URSS y se convirtió en un símbolo de la lucha antifascista internacional.
Todo esto no habría sido posible sin organización e ideología. Dos conceptos completamente demonizados en los últimos tiempos, olvidamos (nos hacen olvidar) que sin organización no hay victoria y que esa organización tiene que girar en torno a nuestra ideología de clase para que sea efectiva. Basta con echar un ojo a las cifras de afiliación a partidos de izquierda y sindicatos de clase durante la segunda república para relacionar esos datos con la férrea defensa del cambio que traía el Frente Popular en su programa político. Un programa político con medidas concretas para mejorar la vida de trabajadores y campesinos y no un producto del marketing político basado en esperanza y otros trilerismos.
Madrid resistió heroicamente y al final pasaron, no sin un traidor de por medio. No olvidemos que siempre hay traidores esperando su oportunidad para dejarnos a todos vendidos. No olvidemos, tampoco, que mientras quede uno de nosotros: NO PASARAN.
En estos tiempos tan oscuros hoy y siempre : organización, lucha y memoria. NO PASARAN
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