domingo, 12 de febrero de 2017

Víctimas olvidadas: los hijos e hijas de las mujeres maltratadas


Dentro de la lacra social que supone la Violencia de Género y tomando como excepciones los casos más trágicos y mediáticos, existe un colectivo especialmente vulnerable, que participa en este proceso violento como testigo y víctima del mismo y son los hijos de mujeres maltratadas,


En la definición de Maltrato Infantil se contempla la exposición a la Violencia de Genero Familiar, como un subtipo de violencia psicológica o emocional.


La mayoría de los escasos estudios sobre este tema, incluyen el maltrato a las madres, como una forma de maltrato Infantil, ya que los menores son objeto del mismo, bien de forma directa (experimentan el mismo tipo de actos violentos que la madre: insultos, vejaciones, amenazas, manipulación emocional y maltrato físico activo como palizas, patadas, bofetones...), o de forma indirecta (las agresiones ocurren en su presencia, o incluso en los casos en que se procura evitar que lo presencien, no pueden distanciarse de las consecuencias como discusiones, percepción del miedo..). Y todo esto ocurre dentro del hogar, ese espacio-refugio que debería ser su referente de seguridad.


Las consecuencias para los niños a corto y largo plazo son imprevisibles y van a depender de diferentes factores, entre otros:

-Etapa evolutiva en que se encuentren
-Pervivencia en el tiempo de la situación de maltrato
-Relación de dependencia afectiva con el agresor y la agredida
-Visualización del problema por parte del entorno cercano y la sociedad


Los escasos estudios solventes sobre el tema, nos indican que los niños que conviven en hogares con Violencia de Genero, tienen entre tres y nueve veces mas posibilidades de ser maltratados.


La madre víctima de maltrato por su pareja, presenta una alta tasa de estrés y puede mostrar síntomas psicológicos y físicos por esta situación, lo que puede abocar en una reducción de sus habilidades para el manejo eficaz de los hijos. Esta situación de estrés maternal, no debe servir para culpabilizar ni criticar. No todas las mujeres reaccionan igual y en muchos casos la toma de consciencia de que su situación esta afectando a sus hijos, es el detonante para romper el circulo de violencia en el que esta inmersa.


Durante el embarazo, muchas veces se inicia o recrudece el maltrato, es un momento especialmente vulnerable para la mujer física y psicológicamente, las consecuencias de este maltrato en este periodo pueden ser: parto prematuro, bajo peso, mortalidad perinatal, abortos, menor seguimiento de los cuidados en el embarazo y aumento de consumo de sustancias tóxicas por parte de la madre.


En la edad preescolar, los niños observan la realidad, sin comprenderla, llegan a creer que ellos son la razón del conflicto que viven, se culpabilizan.


En la etapa escolar, presentan sintomatología de ansiedad y depresión. Según crecen y aumenta su capacidad de comprensión, pueden crear alianzas con uno de los padres y culpabilizar al otro, lo que vuelve a sentar las bases de identificación de roles. Intentan ocultar el problema de casa en su entorno, con lo que provocan aislamiento escolar.


Al llegar a la preadolescencia muchos transforman la frustración y desamparo en conductas agresivas y violentas en la escuela, para obtener una sensación de poder y control del que carecen en casa. Otros adoptan actitudes protectoras hacia la madre maltratada y los hermanos menores, idealizando su actuación.


Los adolescentes al tener una mayor capacidad de análisis, pueden desarrollar una actitud protectora de defensa de la madre maltratada, enfrentándose al maltratador incluso de forma violenta.


Dentro de los efectos a largo plazo, asociados a  la exposición de los menores a la Violencia de Genero, es especialmente preocupante (no solo por las consecuencias para su correcto desarrollo y bienestar), el aprendizaje que pueden hacer de conductas violentas, con la repercusión social que tiene la repetición de las mismas. No debemos olvidar que los niños mimétizan, copian y aprenden de los adultos con los que se relacionan.


Algunos autores sostienen que muchas niñas desarrollan un proceso de identificación con el rol materno, propiciando la pervivencia de mujeres victimables y por contra los niños, se identifican con el rol paterno asumiendo actitudes de poder y privilegio sobre las mujeres. Esto marca un factor mas en la socialización diferencial de genero, que nos muestra que el mantenimiento en nuevas generaciones de la Violencia contra las mujeres no es algo puntual en el ámbito familiar sino que abarca a toda la sociedad,


Desde una postura comprometida y de lucha contra esta lacra, debemos potenciar en todos los Foros y entornos a los que tengamos acceso, una Atención Integral de la Violencia de Genero, sin olvidar a este colectivo infantil, especialmente vulnerable.


Los niños son nuestro futuro y nuestro legado y debemos reclamar que tengan toda la protección que merecen y el derecho a crecer en un entorno saludable.


Reclamar a todas las Administraciones y Colectivos, no solo la visibilidad del problema, sino soluciones al mismo, implicando a todos los actores (Justicia, Educación, sanidad, Servicios Sociales, Fuerzas de Seguridad, Medios de Comunicación..), Potenciar la creación de planes integrales y programas de protección, dotados de medios y formación específica y adecuada para los profesionales implicados.


Debemos concienciar a la sociedad sobre esta lacra, en todos los foros en los que tengamos voz y hacernos oír en los que no tenemos, para conseguir como fin ultimo que la Violencia de Genero no siga siendo además un problema Intergeneracional.


Ninguna Mujer maltratada ni muerta, y ningún Niño sin derecho a una infancia libre de Violencia.

ESE ES NUESTRO OBJETIVO FINAL Y POR EL LUCHAMOS



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