miércoles, 23 de noviembre de 2016

Organización, lucha y memoria


Mientras  la  autodenominada  “generación más  preparada  de  la  historia”  nos  bombardea  a  diario  con sus  momentos  históricos,  absolutamente  banales, se  les  pasó por alto un verdadero momento histórico  que  cumplió ochenta  años  el  pasado siete  de  noviembre.
La  generación  que  hizo  historia  aquel  siete  de  noviembre  de  1936  no tenía orlas  universitarias  en  las  paredes  del  salón, muchos  de  ellos  no sabían  leer  ni  escribir,  pero se levantaron en armas  contra  la  ofensiva  fascista  que  había  empezado unos  meses  antes  y que,  ese siete  de  noviembre, acababa  de  llegar  a  las  puertas  de  Madrid.
Desde  finales  de  agosto, una  vez  los  sublevados  se  habían  hecho con el  control  del  aeródromo de Getafe,  Madrid  venía  sufriendo  bombardeos  masivos  causando millares  de  víctimas  y heridos.  La moral  estaba  por los  suelos  por más  que  los  vecinos  de  la  capital  hubieran  ya  mostrado  su determinación de  defensa  de  la  República  pocos  días  después  del  alzamiento  con la  toma  del Cuartel  de  la  montaña.
Los  bombardeos  y el  avance  de  las  tropas  fascistas  hacían mella  y la  noche  del  seis  del  noviembre  el gobierno decide  trasladarse  a  Valencia,  lejos  del  frente,  abandonando a  los  vecinos  de  Madrid  a  su suerte. Con el  gobierno viajan  la  cúpula  de  los  principales  partidos  políticos  republicanos. No así  la  cúpula  del  PCE  y de  la  CNT  que  deciden  quedarse  a  resistir sabiendo,  como sabían,  que  si Madrid caía, adiós  al  sueño republicano.
Madrid aguantó  tres  años  de  sitio  e  intensos  bombardeos  diarios  gracias  a  la  organización  de  sus vecinos  y vecinas, de  la  inestimable  ayuda  de  las  Brigadas  Internacionales  y del  envío  de  material bélico  de  la  URSS y  se  convirtió en un símbolo de  la  lucha  antifascista  internacional.
Todo esto no habría  sido posible  sin organización  e  ideología.  Dos  conceptos  completamente demonizados  en los  últimos  tiempos, olvidamos  (nos  hacen olvidar) que  sin organización no hay victoria  y que  esa  organización tiene  que  girar en torno  a  nuestra  ideología  de  clase  para  que  sea efectiva. Basta  con  echar un ojo a  las  cifras  de  afiliación  a  partidos  de  izquierda  y sindicatos  de  clase  durante la  segunda  república  para  relacionar esos  datos  con la  férrea  defensa  del  cambio  que  traía  el  Frente Popular en su programa  político. Un programa  político  con medidas  concretas  para  mejorar la  vida de  trabajadores  y campesinos  y no un producto  del  marketing  político basado  en esperanza  y otros trilerismos.
Madrid resistió  heroicamente  y al  final  pasaron,  no sin un traidor de  por medio.  No olvidemos  que siempre  hay  traidores  esperando su oportunidad  para  dejarnos  a  todos  vendidos. No olvidemos, tampoco,  que  mientras  quede  uno de  nosotros:  NO  PASARAN.

En estos  tiempos  tan  oscuros  hoy y siempre :  organización,  lucha  y memoria. NO PASARAN

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